Extraño y amargo relato. Groenlandia-Manhattan nos trae una historia real, adaptada por la autora, en la que una familia de esquimales es llevada hasta el Nueva York de finales del S.XIX. El choque entre culturas y la idea clásica del colonialismo, en la que el mundo civilizado y sus habitantes saben que es lo mejor para los “salvajes”, se dan cita en esta obra. Groenlandia-Mahattan no aparece por casualidad. Delphine Deloget, es la realizadora del documental Qui se souvient de Minik. Minik es uno de esos esquimales que fueron trasladados desde su tierra hasta Nueva York. Chloé Cruchaudet, retoma la idea de ese traslado casi forzoso tomando a Minik, un niño cuando comienza la historia, como protagonista principal. La obra, va recorriendo distintas fases del choque cultural, desde la sorpresa y curiosidad inicial, a la transmutación de los esquimales en “hombres civilizados”. En el camino, esa pérdida de identidad de los esquimales, se traduce en un declive físico que llevará a la mayoría a la muerte. También logra la creadora del álbum, contraponer tanto al hombre civilizado como a los esquimales, de tal forma que participamos en las reflexiones y diálogos de los esquimales al hablar de su nueva ciudad y sus habitantes y viceversa. En el caso de los occidentales, veremos como consideran a los inuits poco mas que ejemplares de museo, cuyas opiniones no valen nada. Termina la obra dejándonos un mensaje simple y de sentido común: “Aquel que pierde sus raíces, termina por no saber su camino”.
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